Cada vez es más difícil mantener un negocio en un ecosistema empresarial donde día a día aparecen nuevas empresas que atienden a las exigentes y cambiantes necesidades del mercado.
Las empresas tradicionales son cada vez menos competitivas ya que el mercado, acostumbrado a este contexto de diversidad y creatividad constante, tiene mucho más donde elegir y demanda un nivel cada vez mayor de adaptación de servicios y productos, además de un tipo de relación con las empresas muy distinto al de hace años atrás.
Hay que tener en cuenta que el cliente compara no sólo con productos o servicios similares, sino con modelos de servicios de empresas de distintos sectores. Esto hace que las pymes que sobreviven a este contexto, tienen un nicho de mercado muy concreto, o bien tienen un producto/servicio diferenciador.
Qué es la innovación
Las pymes, independiente de si son tecnológicas o no, necesitan encontrar y saber explorar desde distintos enfoques los problemas y las nuevas necesidades de su sector si quieren generar nuevos modelos de negocio.
Esta capacidad para encontrar oportunidades y resolver los problemas que están en el mercado con éxito es lo que llamamos innovación.
Con la innovación conseguimos obtener ventajas competitivas en nuestro nicho de mercado, y seguramente llegar a otros que no habíamos previsto, proporcionando soluciones desde la experiencia y la empatía con el usuario aplicando una estrategia empresarial.
Pongamos un ejemplo muy claro de innovación en grandes compañías
Gillette modificó su modelo de negocio de venta de maquinitas de afeitar de calidad, rebajando el precio para hacerlas accesibles a todo el mundo, con el objetivo de generar ingresos por la venta de recambios; las cuchillas de afeitar.
Estos han tenido como punto de partida al usuario y han construido un modelo de negocios nuevo sobre un mercado que ya existía, un nuevo enfoque innovador.
Otro ejemplo Pyme Innovadora lo tenemos en una empresa española cliente de Sage como Grup Balfegó. Esta empresa ha conseguido dar la vuelta a un negocio tan tradicional como el de la pesca del atún, con un modelo de negocio de pesca sostenible y basado en la innovación continua, del que además ha surgido varios negocios paralelos como Tunatour, que ofrece la posibilidad de nadar entre atunes rojos salvajes donde tienen las instalaciones.
Las Pymes tienen grandes ventajas para llevar a cabo procesos de innovación y transformación: estructuras organizativas sencillas, agilidad en la toma de decisiones, adaptabilidad al cambio y velocidad en la implementación.
Por dónde empezar
Tanto en el comienzo, como al alcanzar un punto de madurez en el negocio tras unos cuantos años, es el momento de plantearse, si no lo has hecho ya, un análisis del mercado y un cuestionamiento del modelo de negocio. Con ello vendrá la convicción de la necesidad de evolucionar y de buscar una solución que se adapte a la nueva realidad percibida.
Pensar en el cliente y en sus necesidades. Esto llevará a mejorar. Poner a las personas en el centro supone tener un nuevo enfoque para abordar los retos que surjan.
Un proceso de innovación debería ser interno e implicar a toda la empresa. Hay que integrar esta cultura de “diseño” y de visión crítica en el día a día. Conocer mejor a los clientes y ser capaces de ofrecerles productos y experiencias memorables, en un mundo que cambia constantemente, es fundamental.
Los equipos necesitan adaptarse poco a poco y saber reaccionar rápidamente a las nuevas necesidades del mercado para poder entregar soluciones relevantes por delante de sus competidores.
Esto solo se consigue si el enfoque viene desde arriba y se impulsa hacia toda la organización. La mayoría de las veces innovar supone salir de la zona de confort en la que se encuentran las empresas. Moverse en la incertidumbre y en un terreno desconocido cuesta, pero también puede ser muy estimulante.
Un ciclo sencillo para comenzar
Si ya se encuentra presente la necesidad de innovar, aquí podrás ver un ciclo básico para comenzar a visualizar problemas y necesidades en el entorno, de estos llegar a retos y posteriormente a ideas que podrás desarrollar en un modelo de negocio.
1. Lo primero; intentá comprender, investigá
Hay una fase inicial en la que deberás hacer una investigación. Preguntar a clientes, salir a la calle, hablar con las personas, mirar de forma distinta como un niño, extráñarse con lo habitual, hacer preguntas, empatizar con el público, buscar nuevos agentes que interactúen con el producto o servicio, buscar nuevas necesidades no satisfechas, fíjarse en otros modelos de negocio, probar por sí mismo el producto o servicio.
No hay que tener miedo de encontrar errores o carencias, hay que ser sincero y tener la capacidad de extrañarse con lo que se ve. Es más sencillo si se implica a alguien que no esté vinculado a la empresa, ya que tendrá una visión más fresca, pero si se logra hacerlo uno mismo es más enriquecedor.
Documentar todo esto e implicar al equipo en el proceso. Seguro que surgen muchas necesidades no cubiertas y muchos caminos de oportunidad durante esta fase.
2. Segundo; vamos a conceptualizar
Una vez conocidos los problemas que se deben resolver y las oportunidades que se quiere abordar, hay que definir las soluciones. Primero en forma de idea y luego en forma de modelo de negocio o servicio.
Los problemas se convierten en retos y los retos en ideas. En esta etapa puede ser útil las herramientas de diseño de negocio como el Business Canvas o del diseño de servicios como el Customer Journey.
3. Tercero; validá tu idea
Ninguna idea sale bien al principio, y no hay que obsesionarse con la perfección. Antes de hacer una inversión importante, si es el caso, es interesante validar e ir iterando el producto o servicio con un prototipo o un test. Esto es más económico y permitirá fallar barato.
Se puede buscar más información sobre Lean Startup que es una metodología que permite reducir el riesgo a la hora de lanzar un producto o servicio innovador al mercado.
Estos son los pasos básicos de un ciclo de innovación a seguir, aunque cada uno tiene su metodología y sus herramientas, tener en la cabeza lo que conceptualmente significa cada uno ayuda a empezar.
Como todo cambio, nunca se está exento de riesgos, por lo tanto la idea es minimizarlos, no estás solo y hay mucho apoyo que se puede obtener. Por ejemplo, buscando asesoramiento especializado, observando experiencias similares que tengan la misma idea o que vayan enfocadas al mismo target, apoyándose en asociaciones del sector, buscando alianzas estratégicas, etc…
La unión hace la fuerza y con creatividad nada es imposible para una pyme innovadora.
Fuente: https://www.sage.com/es-es/blog